Ana Chipana atravesó las puertas de la NASA para conquistar el paladar de técnicos y astronautas con un desayuno a base de quinua real.  

Fueron su incansable dedicación a las recetas innovadoras con el llamado “grano de oro” andino y su perseverancia en dar a conocer los beneficios de este cereal las que la llevaron hasta las instalaciones del Centro Espacial John F. Kennedy, ubicado en Cabo Cañaveral, Florida, para hacer realidad su sueño.  

El menú consistió en jugos de quinua con mango, manzana o piña; muffins de naranja, chocolate, piña, manzana, todos con edulcorante natural; humintas de quinua, galletas dulces, galletas saladas con queso parmesano acompañadas con ensalada de salmón ahumado y, además, germinado de quinua real roja.  

“Esta experiencia fue una bendición y sé que esto abrirá puertas en mi carrera. Considero que es un reconocimiento a muchos años de esfuerzo, porque esto no se dio de la noche a la mañana”, comenta con entusiasmo. Sencilla, de ojos risueños, tez morena y franca sonrisa, Chipana dirige la empresa Wara Quinoa desde hace tres años; hace sus preparaciones en la cocina de su casa, en Tamarac, Florida.  

Todas sus recetas se basan en la quinua real, una variedad que sólo se produce en Bolivia y que es cotizada por tener mayor cantidad de proteínas, un color más claro y un grano más grande.  

Después de trabajar duro en su empresa y de promocionar sus productos dulces y saludables, Chipana fue convocada por la NASA, que considera incluir la quinua como alimento para sus cosmonautas.  

Fueron dos horas intensas en las que, además de servir el desayuno, participó en una conferencia en la cual se presentó como una boliviana orgullosa de sus raíces y de producir un alimento tan completo y saludable. 

Luego tuvo la oportunidad de conocer los ambientes donde se realizan los lanzamientos de cohetes y ver documentales sobre las misiones de los astronautas en el espacio. 

Rita del Solar, especialista en gastronomía a base de quinua, no sólo aplaude el mérito de la empresaria en la NASA, sino su avidez por promover el consumo de este cereal milenario en otros países.  

“Es un ejemplo para todos. La quinua real es una maravilla, es un regalo de Bolivia al mundo y hay que darlo a conocer con nuevas recetas”, agrega.  

La historia detrás del telón  

A sus 30 años, Ana alistó sus maletas y emprendió un viaje sin retorno a EEUU junto a su esposo, Ramiro Silvestre, en busca del “sueño americano”.  

“Fue como empezar de nuevo. Cuando llegamos tuvimos que adaptarnos a una cultura completamente diferente, pero logramos acostumbrarnos y por eso nos quedamos”, rememora.  

Nunca pasó por su mente dedicarse a la gastronomía, sino hasta que su esposo enfermó con problemas gastrointestinales y los médicos le recomendaron mejorar sus hábitos alimenticios. 

Entonces, Ana decidió volver a sus raíces y hacer recetas con quinua, tal como las hacía su madre, cuando la inmigrante era todavía una niña. “Me acordé de las bondades que tiene para la salud y empezamos a consumir más seguido. Mi esposo mejoró tanto, que tuve el deseo de ayudar a otros con este alimento ”, dice. 

La nutricionista Gabriela Aro explica que se trata de uno de los cereales más completos por sus propiedades nutritivas, además de ser un grano ligero muy versátil que puede tener muchos usos en la cocina. “Tiene proteínas vegetales de alto valor nutricional; contiene minerales como el hierro, magnesio, calcio, fósforo y vitaminas como la C y E, además de complejo B”, afirma. 

Fuera de la tradicional sopa o el pastel de quinua, Chipana quiso incursionar en la repostería, pero con productos de calidad.

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