El Valle de la Luna se encuentra a unos 10 kilómetros del centro de La Paz, Bolivia. No es muy difícil llegar hasta allí. Por cierto, está en la misma carretera que conduce al zoológico, aunque algo antes. Esta carretera sube una pendiente alta que a pesar que en algunos lugares está bien próxima al abismo, no nos causo ningún temor de altura. Casi llegando a la sima de la montaña la calle atraviesa dos túneles muy pintorescos. No se asuste que dos mini buses caben perfectamente bien por ellos. Para más tranquilidad piense de está forma, todo el que maneja por allí sabe hacerlo muy bien, y el que no, no llega a durar mucho. Algo que nos dijo nuestro chofer y le damos toda la razón.
El Valle de la Luna es una sección donde la erosión ha consumido la parte superior de una montaña. No siendo el suelo sólido, arcilla en vez de roca, con el transcurso de los siglos los elementos han creado una obra de arte algo diferente. Es como un desierto de estalagmitas. Nos dijeron que en otra sección de La Paz existe otro lugar, Valle de las Ánimas, aun más impresionante pero no pudimos llegar hasta allá en este viaje.
Las montañas alrededor de La Paz, bueno donde está La Paz, son de arcilla. Lo muy interesante es que esta arcilla contiene ciertos minerales y tal parece que o bien no son los mismos o su porcentaje varía de una a otra montaña. Como consecuencias el color de las faldas es diferente, creando ilusiones ópticas muy atractivas. En su mayoría son de un color claro, algo así como beige o castaño muy pálido. Pero hay algunas que son casi rojas y vimos un par que eran de color violeta oscuro o algo parecido.
Como fuimos al final de la temporada de lluvias la vegetación estaba verde y resplandeciente. No era una selva tropical, pero si se veía todo muy alegre. Nos dijeron que el resto del año, especialmente en invierno, no se ven tantas flores y las hierbas silvestres se secan. Bueno, ya le contaremos si logramos ir en esas temporadas.
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