Las madres eran deportadas después de que entregaban a sus hijos, por si se arrepentíanNo se trata de estigmatizar a nadie, pero es insoportable pensar, que una pareja de bien, quiera formar un hogar, comprando un hijo
Pero la mayoría de estos bebés, va a parar a mercados más productivos como son la prostitución y la pornografía infantil, la explotación laboral, la mendicidad, el tráfico de órganos, la utilización de sus genitales para el transporte de sustancias peligrosas y hasta para ritos satánicos.
Los detenidos Carlos Cabrera y Erica Totta, propietarios de la popular y conocida peña al frente de la plaza central de Tilcara, domiciliados en Humahuaca, Buenos Aires y Tilcara, eran los cabecillas de una banda dedicada a comprar niños recién nacidos a mujeres bolivianas y peruanas sin recursos, para entregarlos en adopción a centros urbanos del país.
La organización delictiva, tras el nacimiento y la entrega del niño, deportaban a las mujeres (residentes ilegales en Argentina) a sus países de origen, para evitar posibles arrepentimientos una vez concluído el negocio. Usaban las redes sociales para captarlas.
La Policía federal desbarató la banda de traficantes mediante múltiples operativos realizados en las ciudades de Buenos Aires, Tilcara y Maimará. En los diversos allanamientos, los efectivos secuestraron una computadora, partidas de nacimiento, poderes notariales de terceros, agendas, celulares, álbumes fotográficos (que usaban de “catálogos” de bebés) y documentación.
La carátula de la investigación, que se está llevando a cabo por el juez federal 7 de Buenos Aires, Norberto Oyarbide, incluye entre los delitos: supresión de la identidad de los pequeños, trata de personas y asociación ilícita, entre otros cargos.
La tercera persona, cómplice de la pareja, actuaba como asistente en los trámites.
La Policía Federal continúa las investigaciones para verificar si hay más personas involucradas, para identificar a las madres y cuánto percibían por la venta.
La banda de traficantes de bebés utilizaba las redes sociales para contactar a embarazadas. La organización de delincuentes encontraba a jóvenes encinta que buscaban ayuda para afrontar un embarazo no deseado. De ese modo, las acompañaban desde el periodo de gestación, el momento del nacimiento, hasta tener al bebé en sus manos.
Escribió Julio César Ruiz

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