Eran las 8:53 de la mañana cuando una lancha con rescatistas y un equipo de
prensa navegaba por la laguna Rossendy en busca de Minor Vidal Huerta, el único
pasajero del avión siniestrado de Aerocon que no había sido encontrado el jueves
en la escena del accidente. Uno de los rescatistas divisó a lo lejos, en medio
de la vegetación y cerca a la orilla, a un hombre que agitaba el brazo derecho
con pedazo de tela haciéndoles señas. Tenía barba y se parecía al hombre que
buscaban.
El periodista que fue testigo de la escena relató que los
corazones de todos los que iban en la lancha se agitaron y aunque apuraron el
viaje, llegar hasta la orilla les pareció una eternidad. A medida que se
acercaban confirmaron que era él, era Minor Vidal Huerta. Tenía el rostro
hinchado, el ojo derecho tapado por un hematoma y un escalpe en el lado derecho
de la cabeza (el cuero cabelludo cortado y casi arrancado por una herida que le
cruzaba la frente. Estaba apoyado en una madera que usó como un cayado para
ayudarse a avanzar en su odisea. Los rescatistas corrieron a su encuentro. Lo
primero que hizo Minor fue pedir agua y bebió de una botella de plástico por
varios segundos. Usaba el collar de tela de sus pendrive para inmovilizar su
brazo izquierdo que estaba muy adolorido. Uno de los militares se sacó su parca
y se la puso sobre la espalda.
Jadeante y respirando con cierta
dificultad no quiso hablar en principio. Los uniformados intentaron levantarlo
para aminorar su cansancio, pero Vidal no quiso. Les dijo que le dolía demasiado
la espalda y prefería caminar para no doblar su columna vertebral.
Subir
a la lancha representó un gran esfuerzo para el sobreviviente y por primera vez
se quejó de dolor. La lancha bordeó la laguna hasta el punto de encuentro donde
se habían dividido con otra patrulla que hacía el rastrillaje por tierra. Al
llegar a este lugar, el Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta de los Diablos
Azules que dirIgía el equipo se emocionó al ver con vida a Minor y gritó frente
a las cámaras de PAT: "Gracias a nuestros marines, nuestros Diablos Azules y
nuestro Comandante General de la Armada la búsqueda del sobreviente ha sido un
éxito, señor Minor Vidal su familia lo espera, ayer su hijita en el aeropuerto
gritaba: "quiero ver vivo a mi papá! quiero ver vivo a mi papá!" Quiero decirle
niña que aquí está vivo su papá!".
Luego, los rescatistas y el
sobreviviente tuvieron que caminar un buen trecho, quince minutos, hasta llegar
al río Ibare, donde nuevamente abordaron otra lancha con destino a Trinidad.
Fuente: La Opinión
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