Tanto los comerciantes como los compradores de la feria 16 de Julio en la ciudad de El Alto, considerada una de las más grandes de América Latina, expresaron su preocupación por la falta de control y patrullaje policial, debido a que en varias oportunidades sufrieron de robos a plena luz del día.
En una visita que realizó la RED ERBOL a la populosa feria, se evidenció la falta de control y patrullaje policial. “Rara vez caminan por aquí los policías y si lo hacen no es para controlar o darnos seguridad, sino para comprar”, dijo una comerciante de herramientas de construcción.
Impotencia ante la delincuencia
La comerciante Julia Mamani exigió a las autoridades disponer la presencia de efectivos del orden en toda a populosa feria y así bridar la respectiva seguridad ciudadana a los miles de vendedores y compradores.
Mamani comentó que fue testigo del robo a muchos ciudadanos que acuden a adquirir diversos productos con dinero y hasta de sus propias compañeras del comercio.
“Los antisociales caminan como entre cinco, ellos estudian a una persona más o menos con dinero, luego lo rodean, lo escupen en la cara, mientras la víctima se limpia el rostro, le están buscando por detrás sus bolsillos (y) paralelamente otros delincuentes disimulan como si lo estuvieran ayudando a limpiarse”, relató.
Añadió que algunos antisociales para no levantar sospecha operan “bien trajeados” desde la Ceja hasta la zona Ballivián, es decir, en toda la extensión de la enorme ferial de los jueves y domingo.
“Los rateros siempre van estudiando a los que tienen dinero o algo de valor y les van persiguiendo y en algún momento de la feria donde hay mucha gente aprovechan para robar celulares o les sacan su dinero”, afirmó la ciudadana, mientras casualmente dos efectivos policiales pasaron por el lugar preguntando los precios de los productos en venta.
“Ahí están los policías, ellos así están todo el tiempo, sólo vienen a preguntar cosas y ni se están fijando si hay rateros por aquí”, ratificó.
Otra de las vendedoras, quien no quiso identificarse, añadió que ellas no pueden decir nada cuando una persona está siendo robada en frente de ellas por temor a represalias y amenazas que algunas vez habrían recibido de parte de los grupos de antisociales que circundan por la feria.
“Nos amenazan, no tenemos que meternos en nada y la mayoría de las vendedoras de aquí no decimos nada aunque estemos viendo como están sacando dinero a los compradores por temor a que nos hagan algo, ‘ya te he fichado’, así nos dicen”, aseguró.
Protegen sus ventas con redes
La mayoría de los comerciantes optaron por cubrir con mallas o redes los productos que ofertan, después de que en varias oportunidades fueron víctimas de una serie de robos, especialmente, en momentos de mayor aglomeración de los compradores.
“Tenemos que cuidar nuestras cosas con varias cosas como estas redes porque cuando se aglomera la gente, los rateros aprovechan para robarnos”, dijo Mamani.
Por su pate, Bertha, una de las vendedoras de prendas de vestir, relató que a principios de año fue víctima de un robo y amenaza en su propio puesto de venta por un grupo de antisociales.
“A nosotros mismos nos asaltan, nos amenazan con sus cuchillos, sus armas (...) en grupos caminan, no caminan solo, a veces los miramos cómo están robando pero nos dicen ‘qué estas mirando, a vos más te vamos hacer’”, sostuvo la vendedora de ropa.
Las vendedoras también criticaron la presunta falta de voluntad de sus dirigentes para gestionar mayor control policial.
Compradores y vecinos preocupados
Los que acuden masivamente a adquirir diferentes productos también expresaron su angustia ante la inseguridad ciudadana y demandaron a las autoridades mayor control policial.
“Aquí no hay seguridad ni con las cosas que se compra, hay muchos robos. Me siento insegura, no he visto policías. Pido que haya seguridad, ahora no sabemos si (los antisociales) están por aquí a nuestro lado”, manifestó Rosmery, quien aseguró que vino a comprar sólo un par de libros, junto a sus hijos.
Aunque, Lidia, una de las vendedoras precisamente de libros, añadió que los compradores a veces caminan muy distraídos y que no cuidan su dinero.
“A los distraídos le sacan dinero de su bolsillo, así igual roban celulares y la gente no dice nada, la gente se calla, no puede levantarse para agarrar al ladrón, porque parece que les tenemos miedo aunque nosotros seamos la mayoría”, declaró.
En cambio, Rosa, una de las viviendas del lugar, indicó que se siente más insegura al salir y llegar a su casa en los días de feria (jueves y domingo), porque los malhechores aprovechan la masiva presencia de vendedores y compradores para delinquir.
A esta feria popular acuden miles de pobladores de las ciudades de La Paz, El Alto, poblaciones aledañas, además del interior del país e incluso turistas extranjeros, porque se encuentra desde una aguja hasta vehículos de última generación.
Erbol

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