Lo afirma el Instituto Nacional de Estudios Demográficos de Francia, que pronostica más de 9 mil millones de habitantes para el año 2050. Una de cada 4 personas vivirá en África
Contra todos los pronósticos sombríos, de inspiración maltusiana, el INED sostiene que la tierra podrá soportar el crecimiento poblacional. Al revés de lo que se pensaba en los años 60 del siglo pasado, el ritmo se está frenando en todo el mundo y la humanidad avanza hacia lo que los especialistas llaman "transición demográfica", caracterizada por una tasa de fecundidad de 2 niños por familia, llamada "tasa de reemplazo".
En este preciso momento, unos 6 mil 984 millones de personas habitan la tierra y el humano número 7.000 millones debería nacer a fines de octubre. El sitio web del INED tiene un contador que permite apreciar en tiempo real el crecimiento poblacional. El ritmo da vértigo: un promedio de 2 a 3 nacimientos por segundo...
Cuando lleguemos a la cifra de 7 mil millones, la población mundial se habrá incrementado en mil millones de individuos en 12 años, según los datos incluidos en el informe Todos los países del mundo 2011, del INED.
El siguiente hito, es decir los 8 mil millones, debería alcanzarse en 2025, y para el año 2050, la humanidad podría estar compuesta por 9 a 10 mil millones de personas.
Impactantes, estas cifras reflejan, sin embargo, una desaceleración del crecimiento demográfico, dijo Gilles Pison, director de investigación del INED, al diario Le Monde. Para este especialista, no hay motivo de alarma, aunque nuestro espacio vital tenga recursos limitados.
"La humanidad pasó de 1 a 7 mil millones en dos siglos y el número de personas que mueren de hambre nunca fue tan bajo, dice el demógrafo del INED. Este crecimiento de un tercio es, por lo tanto, posible. No hay que equivocar el combate: los que piensan que hay que reducir la población se hacen ilusiones. Esta seguirá creciendo, y es falso pensar que se puede influir sobre la tasa de crecimiento demográfico".
¿Qué hacer entonces? Hay que cambiar los enfoques y la mentalidad. Para combatir la contaminación ambiental y la escasez de alimentos, por ejemplo, hay que trabajar para cambiar los comportamientos en materia de producción y consumo, sugiere Pison, quien pone a la India como ejemplo: "Los indios eran 350 millones en 1950, son 1.240 millones hoy. Hace 50 años la India se veía afectada por hambrunas y malnutrición, lo que no impidió que su población creciera y que hoy sea 3 ó 4 veces más numerosa que hace medio siglo. Eso no significa que todos los indios se alimentan correctamente pero el desafío se ha aceptado y la India hoy exporta alimentos".
Actualmente, vive en el Africa 1 de cada 7 habitantes del planeta; en 2050 lo hará 1 de cada 4. Significa que esa región es y será por varios años el escenario de mayor crecimiento demográfico, convirtiéndose en el continente más poblado del mundo. Pero también allí se verifica la disminución de la natalidad que ya es un rasgo de los demás países. Igualmente, la tasa de fecundidad sigue siendo alta, sobre todo en el Africa subsahariana, donde es de 5 hijos por mujer.
En los años 1960, un libro instaló el fantasma de la "bomba demográfica", que según el pronóstico debería estallar una o dos décadas después. Pero la realidad desmintió la sombría visión de The Population Bomb (de Paul Ehrlich). Uno de los factores fue la baja de la tasa de fecundidad, que en los años 1960 fue muy acelerada en Asia y América Latina.
En conjunto, en el mundo, esa tasa está actualmente en 2,5 niños por familia en el mundo, es decir, cerca de la llamada tasa de remplazo, que es de 2 y que permitiría estabilizar la población.
La teoría del economista británico Thomas Malthus, elaborada en el silgo XVIII, pero que todavía inspira muchas políticas de control de natalidad, se basaba en la convicción que éste tenía de que la población crecía de modo geométrico, mientras que la producción de alimentos lo hacía de modo aritmético. Por lo tanto, se dibujaba en el horizonte, fatalmente, un escenario de hambruna. Las derivaciones de esta tesis eran terribles: según él, no convenía practicar la beneficencia o la caridad hacia los pobres, ya que ello sólo los alentaría a tener más hijos, agravando el problema. Era preferible dejar que la indigencia y otras desgracias hicieran su trabajo eliminando a los más débiles. Bienvenidas las hambrunas, las pestes y las guerras que diezmaban la población evitando a los gobiernos el enojoso problema de tener que alimentar a todos.
Actualmente, el maltusianismo no tiene una cara tan dura: se preconiza el control de la natalidad como remedio a la pobreza. Al revés de lo que sugiere Pison -cambiar pautas de producción y consumo-, la poca imaginativa solución al hambre y la pobreza es que haya menos bocas que alimentar.
Sin embargo, la creatividad humana ha desmentido una y otra vez a Malthus, resolviendo muchos obstáculos a la producción de alimentos. Si persiste el hambre y la malnutrición ello se debe a las fallas organizativas de las naciones y de los organismos internacionales.
Otras cifras
El país más poblado del mundo actualmente es China, con 1.300 millones pero, debido a su débil tasa de crecimiento natural, será superado en el 2050 por la India para la cual se pronostica una población de 1.700 millones.
El INED también pronostica que Nigeria se ubicará en tercer lugar desplazando a los Estados Unidos, mientras que Pakistán hará lo propio ocupando el 5º lugar que hoy corresponde a Indonesia. Brasil, que hoy está 6º, pasará al 7º lugar, superado por Bangladesh.
La tasa de crecimiento más alta se verifica en Níger -y más en general en toda el Africa subsahariana- con 3,6%. En ese país, 49% de la población tiene menos de 15 años.
El menor índice de fecundidad lo tiene Taiwán: sus mujeres sólo engendran 0,9% hijos durante su vida fértil.
La mayor densidad de población la tiene el distrito de Macao, en China, con 21,423 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que la media mundial es de 51.
El Congo tiene la mayor tasa de mortalidad: 17 muertes por cada 1000 habitantes. Francia, por ejemplo, tiene 9 cada 1000.
La mayor tasa de mortalidad infantil es afgana: 131 por cada 1000 nacimientos. Su esperanza de vida es de sólo 44 años, en duro contraste con la más elevada: los 83 años de Japón.
Crédito foto: AFP
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