Un prolongado cerco policial y el bloqueo
promovido por colonizadores afines al MAS, derivó este martes en escenas
dramáticas en el sector del aserradero Chaparina, a ocho kilómetros de Yucumo,
cuando centenares de indígenas suplicaban que se les permita tomar agua de esa
fuente natural.
Sedientos y en medio de un calor abrazador, los marchistas pretendían refrescarse en un arroyo del lugar, mientras decenas de uniformados no permitían se aproximen, supuestamente para evitar un eventual encuentro con grupos de colonizadores.
Los policías antimotines no escucharon los pedidos clamorosos, se hacían a los desentendidos, lo que fue repudiado por los movilizados y al grito de “queremos agua, queremos agua”, intentaban vanamente sensibilizarlos.
Organizaciones de Derechos Humanos censuraron la actitud del Gobierno, porque al bloqueo ordenado a la Policía se sumaba este nuevo incidente. Durante los últimos 15 días fueron los propios colonizadores quienes sabotearon el ingreso de alimentos y vituallas a la marcha, frente a la mirada pasiva de las autoridades.
La encargada residente de la Organización de Naciones Unidas, Yoriko Yasukawa, hizo un llamado al gobierno del primer presidente indígena boliviano, Evo Morales, para que “se respeten los derechos de expresar la opinión y demandas de manera pacífica”.
En horas de la noche las columnas de indígenas se dirigieron a un aserradero próximo del cerco para tratar de conseguir el líquido elemento.
Guerra de amenazas
La marcha indígena y la contramarcha de colonizadores en las cercanías del puente Chaparina tensionó el clima de malestar social que se vive en el país.
El mal ambiente en el lugar se sintió más con la presencia del fiscal de San Borja, Juan Ernesto Muñoz, supuestamente para garantizar los derechos de las personas y verificar si los colonizadores poseían dinamita para amedrentar a los indígenas.
La contramarcha se aproximó al área en medio de dinamitazos, exigiendo que el movimiento originario retire cinco puntos de su agenda de demandas.
El presidente de la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (Cidob), Adolfo Chávez, les recordó a los contramarchistas que no tienen nada que sacar de su pliego ni negociar con los colonizadores. "Si tienen algún problema tienen que hablar con el gobierno", dijo
Entretanto, la activista de Derechos Humanos Silvia Rivera manifestó su bronca por la forma cómo maneja el gobierno el problema y un supuesto viraje que dio el vicepresidente Álvaro García Linera en sus principios ideológicos.
“Yo siento que aquí hay un velo de mentiras, de chantajes, una insensibilidad humana, una capacidad de cinismo, cuando le escucho decir a mi excolega Álvaro García Linera que implora el diálogo, no hay quien se le ponga en frente y le diga en qué condiciones ustedes están implorando, con qué palabras mentirosas están implorando”, agregó.
Indígenas y colonizadores advirtieron con radicalizar sus medidas de presión para ser escuchados. Los primeros anuncian bloqueo de caminos sistemáticos en varios puntos del país y los otros en el norte paceño.
Sedientos y en medio de un calor abrazador, los marchistas pretendían refrescarse en un arroyo del lugar, mientras decenas de uniformados no permitían se aproximen, supuestamente para evitar un eventual encuentro con grupos de colonizadores.
Los policías antimotines no escucharon los pedidos clamorosos, se hacían a los desentendidos, lo que fue repudiado por los movilizados y al grito de “queremos agua, queremos agua”, intentaban vanamente sensibilizarlos.
Organizaciones de Derechos Humanos censuraron la actitud del Gobierno, porque al bloqueo ordenado a la Policía se sumaba este nuevo incidente. Durante los últimos 15 días fueron los propios colonizadores quienes sabotearon el ingreso de alimentos y vituallas a la marcha, frente a la mirada pasiva de las autoridades.
La encargada residente de la Organización de Naciones Unidas, Yoriko Yasukawa, hizo un llamado al gobierno del primer presidente indígena boliviano, Evo Morales, para que “se respeten los derechos de expresar la opinión y demandas de manera pacífica”.
En horas de la noche las columnas de indígenas se dirigieron a un aserradero próximo del cerco para tratar de conseguir el líquido elemento.
Guerra de amenazas
La marcha indígena y la contramarcha de colonizadores en las cercanías del puente Chaparina tensionó el clima de malestar social que se vive en el país.
El mal ambiente en el lugar se sintió más con la presencia del fiscal de San Borja, Juan Ernesto Muñoz, supuestamente para garantizar los derechos de las personas y verificar si los colonizadores poseían dinamita para amedrentar a los indígenas.
La contramarcha se aproximó al área en medio de dinamitazos, exigiendo que el movimiento originario retire cinco puntos de su agenda de demandas.
El presidente de la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (Cidob), Adolfo Chávez, les recordó a los contramarchistas que no tienen nada que sacar de su pliego ni negociar con los colonizadores. "Si tienen algún problema tienen que hablar con el gobierno", dijo
Entretanto, la activista de Derechos Humanos Silvia Rivera manifestó su bronca por la forma cómo maneja el gobierno el problema y un supuesto viraje que dio el vicepresidente Álvaro García Linera en sus principios ideológicos.
“Yo siento que aquí hay un velo de mentiras, de chantajes, una insensibilidad humana, una capacidad de cinismo, cuando le escucho decir a mi excolega Álvaro García Linera que implora el diálogo, no hay quien se le ponga en frente y le diga en qué condiciones ustedes están implorando, con qué palabras mentirosas están implorando”, agregó.
Indígenas y colonizadores advirtieron con radicalizar sus medidas de presión para ser escuchados. Los primeros anuncian bloqueo de caminos sistemáticos en varios puntos del país y los otros en el norte paceño.
Fuente: ERBOL
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