La primera dosis de hormonas que le inyectaron echó por tierra la posibilidad de que ella donara óvulos para que una mujer infértil tenga hijos.

Hinchazón abdominal, dolor de cabeza y náuseas fueron los efectos inmediatos que llevaron a una joven estudiante de medicina a desistir de donar sus óvulos a cambio de 300 dólares.

Ella se arrepintió, igual que otra de sus compañeras de la misma facultad. Pero una tercera joven completó el proceso y recibió el pago de un centro médico especializado de la ciudad.

“Es una donación que no es altruista al 100%, sino requiere una remuneración por el esfuerzo de dejar una muestra”, explica Luis Kushner, director del Servicio de Fertilidad y Reproducción Asistida Fertivida.

El representante de otro laboratorio de reproducción, y que prefirió no ser identificado en este reportaje, reconoció a Página Siete que las donaciones de óvulos no son gratuitas, ya que las mujeres reciben entre 300 y 500 dólares.

Debido a que no hay una normativa al respecto, explica la fuente, se opta por manejar la imagen de altruismo para no levantar la controversia de comercialización de células.

“Mi amiga me dijo que le iban a pagar 300 dólares, me contó que le estaban haciendo análisis y le estaban colocando hormonas varios días”, cuenta la entrevistada, que prefirió no dar su edad, al explicar cómo se enteró de la práctica.

La compensación económica se justifica por las molestias producidas a las mujeres, opina Kushner. “Merece ser reconocida por el esfuerzo de dejar una muestra; una donante debe ser sometida a pinchazos con inyecciones de hormonas, hiperovular, hacerse una pequeña cirugía para extraer, tiene que dar su tiempo y usar transporte”.

Someterse al tratamiento

La colocación de hormonas es el primer paso para donar óvulos, ya que la donante recibe inyecciones durante 12 o 15 días, en promedio. La entrevistada que habló con este medio cuenta que cuando le inyectaron la primera dosis sintió “un dolor en el vientre. Me dolió la cabeza y se hinchó mi estómago”. Luego, desistió de seguir.

Diferente fue la decisión de otra compañera de la universidad, que terminó el tratamiento. “Mi amiga primero tomaba tabletas y luego con las inyecciones se quejaba todos los días de que eran dolorosas”, como el típico dolor menstrual, relata.

Otra de sus amigas se animó a donar a fines de junio. Recibió tres dosis, pero también dio marcha atrás. “Ella aceptó el negocio y se inyectó tres días, pero le hicieron engordar”, cuenta.

Las inyecciones estimulan el ciclo ovárico para que en el organismo de la donante maduren entre seis y ocho óvulos y no uno como es normal, explica Jorge La Fuente, director del Centro Integral de Reproducción Embriovid, otro de los lugares donde se lleva a cabo la reproducción asistida.

Luego, la mujer es intervenida con una microcirugía en la que se le extraen los gametos a través de la vagina, con la ayuda de una aguja guiada por el econograma (aparato que muestra el interior del organismo de la paciente).

Un elemento para elegir a la donante, coinciden los representantes de los centros, es que no tenga más de 30 años. Luego son sometidas a exámenes clínicos para identificar enfermedades infecto-contagiosas o crónicas. Además se les practica un análisis psicológico.

Kushner dice que la mujer que entregará su gameto debe firmar un compromiso que asegura que donará el óvulo bajo ciertas condiciones, las que no revela. Sin embargo, la entrevistada asegura que no firmó ningún documento con el centro en el que iba a donar.

El director de Fertivida comenta que el precio de los medicamentos para la estimulación ovárica se acerca a los 2.000 dólares. Recalca que quienes aceptan ceder pueden retractarse.

Similar explicación tiene el médico La Fuente, quien asegura que todas las donantes firman un compromiso. Al igual que Kushner, prefiere no dar detalles del documento.

En el caso de la joven con la que habló Página Siete, el compromiso, firmado o no, quedó atrás. Sin embargo, admite que aún le queda una preocupación: “Sólo espero que a mi amiga ya no le pese la conciencia de saber que su bebé iría a otras manos y que va a tener sus rasgos”.

Los especialistas coinciden en que la donación es un hecho solidario que permite que una mujer que no puede procrear tenga descendencia.
Fuente:Página Siete

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