Once días son suficientes para embellecer un cementerio. Eso lo saben los pintores y los albañiles, los familiares que tienen un ser querido bajo tierra y las mujeres y hombres que fuera de un camposanto venden velas y flores frescas.
Por eso, ayer arrancaron con fuerza los arreglos de los nichos y tumbas de varios cementerios de la ciudad, y estas mejoras se extenderán hasta el 30 de este mes, para que se pueda celebrar el 2 de noviembre, el Día de los Difuntos, en un ambiente remozado y limpio. Este boom de obras de albañilería y de limpieza es tan fuerte que hay albañiles y pintores que han puesto remplazantes en las obras que desarrollan en la ciudad, y se han lanzado a los cementerios porque saben que ahí hay un buen nicho económico.
Óscar Casanova, por ejemplo, constructor de oficio, trabajará exclusivamente en el cementerio Sagrado Corazón de Jesús (La Cuchilla), porque sabe que ahí ganará un promedio de Bs 5.000 durante esos 11 días.
La movida laboral va viento en popa, puesto que por pintar un mausoleo con 12 nichos, Raúl, uno de los tantos pintores, cobra entre Bs 800 y Bs 1.000. Ahora, si hay que hacer reparaciones más exigentes, como colocar masilla a la pared, el precio sube incluso a Bs 1.500.
En estos días, también se ve a familiares de los fallecidos que no solo llegan para elevarles unas plegarias, sino para contratar a trabajadores, cerrar trato y darles las instrucciones.
Eso ocurre también en el cementerio de la radial 13, antes de llegar al quinto anillo. Ahí, Desireé Añez pide a un pintor que cambie el color del nicho donde está descansando su padre.
El sonido de la cumbia se escucha en varios pasillos y la muerte se oculta en el ritmo del bailongo que proviene de las radios de los albañiles. “Así, el trabajo se hace más liviano”, dice Fernando Calisaya, que está revocando las alas de un angelito que custodia un mausoleo de diez nichos.
En los cementerios General, El Pajonal y de la avenida Alemania también avanzan los arreglos. Pero en otros de menor tamaño, como el que está en el Km 7 de la carretera a La Guardia, y en el del barrio Ambrosio Villarroel (zona de las cabañas del río Piraí), aún no se vive el auge que ya se siente en otros camposantos.
El de Puerto Suárez ya quedó chico
A contadas jornadas del Día de los Difuntos, se pone en evidencia que el camposanto de Puerto Suárez ha quedado pequeño y que no existe orden en el entierro de difuntos.
Como algo positivo, la limpieza que realiza el personal municipal es oportuna y la Alcaldía proyecta la ampliación, o, en su defecto, la habilitación de otro cementerio en Puerto Suárez, declaró Wágner Uriona, jefe del departamento técnico de la comuna porteña.
Por otro lado, a cuatro kilómetros de Puerto Suárez surgieron cuatro barrios, cuyos vecinos ya cuentan con su propio cementerio, pero no tiene barda perimetral. Por eso, los dirigentes están buscando recursos económicos. /Wálter Coria
El Deber
Publicado el 21 de octubre del 2012
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