A pesar de que el carnaval paceño se ha postergado hasta el mes de abril por los mega deslizamiento ocurridos en la zona sur de La Paz. El domingo de tentación continuara en las provincias paceñas cerrado esta fiesta enraizada.
El Carnaval en el área rural paceña tiene una fuerte dimensión espiritual relacionada con la invocación a los seres sobrenaturales que protegen la cosecha, las deidades y, en este caso en especial, la Pachamama y el Kuntur Mamani o Cóndor Mamani, que es la deidad protectora de la casa o de la sayaña. “Entonces esta fiesta, que está vinculada con la cosecha y que terminaría, según el calendario cristiano, en el Miércoles de Ceniza, en realidad se extiende hasta el Domingo de Tentación. Es más, los tres días más fuertes en el campo empiezan el Miércoles de Ceniza con la gran búsqueda de pareja de los jóvenes, porque, en general, en el área rural cada uno vive en su ayllu, entonces aprovecha la fiesta, que es más colectiva, para buscar pareja”, explica Cajías. Y ahí se puede ver cómo el Carnaval tiene que ver también mucho con la fertilidad, asegura Fernando Cajías, historiador y folklorista.
Según el historiador, el rostro de la expresión social en La Paz tiene rasgos cristianos, pero, a la vez, su fisonomía muestra fuertemente la coincidencia en la fecha con la festividad andina que en aymara se denomina Anata. “Esta fiesta tiene relación con la primera cosecha y data de muy antiguo; dentro de la estacionalidad agrícola involucraba el tema de la lluvia y de la primera cosecha, pero ya luego, como ha pasado con muchas cosas, se va entremezclado con el calendario cristiano y de ese modo ahora la Anata empieza con la Candelaria, el 2 de febrero, y termina con el Domingo de Tentación”.
Además, Esta costumbre de vincular la Anata con la fertilidad en el campo ha sido trasladada por los emigrantes a la ciudad, sostiene el historiador. En este hecho se explica que un día de particular relevancia en el carnaval andino sea el Martes de Ch’alla, que recoge esa tradición andina de renovar compromisos con la Pachamama y con el Kuntur Mamani. “Es una renovación de los compromisos espirituales y materiales, porque obviamente se quiere proteger los bienes materiales, la casa, el auto, pero también se renueva el compromiso con los seres queridos, con la familia. Esto es difícil decir cuándo empezó, pero es claro que, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, ha ido más allá, entonces hoy no solamente es el Martes de Ch’alla, sino el viernes que se celebra en las oficinas, en las construcciones, en las universidades, todo tendiente a algo común que es renovar el compromiso, la amistad, la familia y, además, proteger lo más querido dentro de los objetos materiales”.




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