Como cada 8 de noviembre, hoy se rinde culto a las “ñatitas”, que según las costumbres, son llevadas a los cementerios para recibir ofrendas. La Alcaldía de La Paz organizó un debate sobre esta devoción para definir su reconocimiento oficial.  
Se tiene la creencia de que en el octavo día del onceavo mes del año, el ajayu (espíritu) regresa al mundo de los vivos para protegerlos. Por esta razón es que los creyentes acostumbran a rendir culto, agradecer y pedir favores a los cráneos de difuntos, conocidos como “ñatitas”.  
La celebración se concentra en el Cementerio General, donde se tiene todo listo para recibirlas al mediodía. La Iglesia Católica no está de acuerdo con esta práctica. “Es una desviación de la propia cultura, porque no se vio en los tiwanakotas”, dijo Marcos Rojas, secretario de evangelización de la Conferencia Episcopal Boliviana. Por ello, se recuerda a los sacerdotes que no deben celebrar misas para las “ñatitas”.  
Para el antropólogo Mirko Vera, si bien el ritual no es aceptado por la Iglesia, sí es importante para algunos católicos. “Es una mezcla de religión sincrética (unión de doctrinas distintas) realizada con mayor fuerza cada 8 de noviembre. Se dice que la ‘ñatita’ ayuda a su propietario en sus deseos, sean para bien o para mal”, explicó.  
En ese marco, la Alcaldía de La Paz organizó ayer el conversatorio“Las ñatitas frente a la extirpación de idolatrías”, en el que Pablo Quisbert y Jorge Laruta expusieron los orígenes y situación actual de la devoción, con lo que se debatió sobre el reconocimiento del culto. Quisbert indicó que la celebración tuvo una influencia católica en los últimos 200 años, cuando la Iglesia la aceptaba.  
El evento estuvo acompañado de una exhibición de “ñatitas” en el Tambo Quirquincho. “Es necesario asumir una actitud, saber qué hacer con la práctica”, dijo el oficial mayor de Culturas, Wálter Gómez. 
La Razón 
Publicado el 8 de noviembre del 2012

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