La Paz, 5 Jul (Erbol).- Gafas oscuras, traje azul marino impecable, morral colgado en bandolera se mimetiza entre las personas que hacen fila para tramitar su cédula de identidad. Tras hacer un paneo disimulado desgrana una y otra vez frases duras en contra de la nueva administración de identificaciones: “los civiles no sirven, el servicio está peor que antes”. Los ocasionales vecinos asienten y reproducen la bronca. ¿Quién es? Parece un policía. Cuando el reportero de Erbol, también camuflado entre la gente, intenta preguntarle, desaparece.

Más allá, una señora de aproximadamente 35 años, muy bien maquillada, mentón algo pronunciado y también con gafas oscuras en un día con cielo paceño encapotado, entra y sale de las dependencias de identificaciones; mueve sus brazos como aspas de molino y clama el retorno de los policías, lo constató Erbol en el primer día (ayer) del Servicio General de Identificación Personal (Segip).

Al filo del mediodía, un muchacho de casi 18 años, cabello corto hirsuto, pómulos pronunciados, nariz aguileña, vestido con jeans y chamarra de cuero negro, cuchichea con otro casi de su misma edad. Éste tiene el cabello corto y esquiva las miradas que se detienen mucho tiempo en su persona; viste una parca verde pacay. “Me gané 30 bolivianos”, comenta, pero no dice por qué. Llega su turno, señala un número; le responden que no figura y se va sin chistar. El de cabello corto, que era el siguiente, ya no está en la fila. ¿Quiénes son?

“No conozco, pero me pareció extraño ver gente con el cabello tan corto, con gorrita y con apariencia militar”, comentó Antonio Costas, director del Segip, al ser consultado sobre estas personas que se presentaron en la filas entre ayer y hoy.

¿Cómo se entiende que la gente que pedía a gritos que la Policía deje Identificaciones ahora exige que vuelva? ¿Es la misma gente que se quejaba de la corrupción? “No sé, pero vimos a una persona (mujer) que se notaba que era pariente de un policía y gritaba insistentemente”, señaló Costas.

Hoy, martes, al igual que ayer, Erbol se apostó en las dependencias de Identificaciones para observar el trabajo de la nueva administración. En la puerta principal, un funcionario del Segip resolvía las dudas de las personas que se acercaban a tramitar su cédula de identidad. Entre las preguntas figuraban las más habituales: “Perdí mi carnét, ¿Qué debo hacer?” ¿Cómo serán ahora los trámites? ¿De qué hora a qué hora están atendiendo? ¿Dónde debo depositar (el dinero)?”.

Tras las respuestas, la gente se retiraba tranquilamente. Hasta que se acercó un hombre de aproximadamente 60 años, tez blanca, también gafas de sol en un día nublado, sacó un memorial y consultó. “Estos masistas nunca van a resolver nada”, espetó y se fue sin esperar la respuesta completa.

¿No hay un boicot? Preguntó Erbol a Antonio Costas. “No sé, pero pienso que es una reacción natural de alguna gente, es producto del celo institucional; sin embargo debo decir que son pocos, porque los jefes del Alto mando policial fueron muy profesionales”, respondió.

¿Quiénes son o eran? ¿Infiltrados? ¿Buzos? ¿Policías? Algunas evidencias reflejan que hacen más show cuando ven cámaras de televisión. Por ejemplo, entre ayer y hoy se presentaron 16 personas "fantasmas", quienes se acercaron hasta la plataforma, recabaron todo, gritaron, pidieron que vuelva la Policía y cuando llegó el momento de las fotografías y las huellas digitales, zas, desaparecieron. “También se presentaron hasta tres miembros de una misma familia para pedir renovación de su carnet y armar el bochinche”, pero “esto ya no tiene retorno”, señaló un funcionario del Segip.

Hasta hace una semana, Identificaciones estaba en manos de la Policía Nacional. Tras varios escándalos de corrupción, el gobierno promulgó una ley para que este departamento y la oficina de licencias de conducir sean transferidas a una administración civil, con ese fin creo el Segip.

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