"Esta fiesta es de la fuerza, de la tierra, de la opulencia, de la hermosura de nuestras tradiciones", afirmó el alcalde de La Paz, Luis Revilla, para sintetizar el espíritu de la celebración que nació a principios del siglo pasado con fiestas indígenas en barrios populosos, pero se convirtió en desfile folclórico alrededor de 1940.
En esos barrios, donde los aimaras emigrantes del campo se afincaron para convertirse en prósperos comerciantes, comenzó hoy la vigorosa exhibición coreográfica realizada por más de sesenta comparsas que recorrieron ocho kilómetros de la capital paceña.
La fiesta, dedicada al patrono Señor del Gran Poder, tiene como una danza preponderante la Morenada, que es la preferida por los aimaras porque les permite exhibir su poder económico en lujosas máscaras, trajes, vestidos y joyas. Las cholas, cuya imagen con sus polleras, mantas y bombines es una de las más emblemáticas de La Paz, gastan miles de dólares en sus joyas y realizan todo el desfile acompañadas de cerca por guardias personales para evitar robos en medio de las multitudes.
La muestra incluyó la tradicional danza de la Diablada, que también es popular en Perú y Chile, la Llamerada, los Incas, Caporales, Tinkus, el Pujllay, los Suri Sicuris, entre otras que reflejan la diversidad del folclore de Bolivia.
Hace pocos días, el presidente Evo Morales, también aimara, promulgó leyes para que algunos bailes sean considerados patrimonio cultural exclusivo del país, con la intención de protegerlos de supuestas apropiaciones indebidas en naciones vecinos.
El comerciante aimara Richard Carvajal, a quien este año le tocó ser el padrino principal de la fiesta, lo que significa que financió varias actividades colectivas, destacó que la importancia de la fiesta es que es una muestra del rico patrimonio cultural boliviano. Pese a realizar inversiones altas para sacar adelante la fiesta, Carvajal, llamado "Preste mayor", prefiere no hablar del tema económico porque los gastos, según dijo, "son muy poco frente a lo que el Señor del Gran Poder se merece".
Y es que la fe y la devoción que los bailarines proclaman, es lo más importante para ellos, comentó la esposa de Carvajal, Fabiola Gutiérrez, quien cree que es el Señor del Gran Poder el que elige a los padrinos de cada fiesta para garantizar su éxito.
Fuente GMLP
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