El menonita  liberación. Foto. Berthy Vaca
El menono estuvo enjaulado por más de tres meses en su colonia. Los pecados del joven, de 22 años, fueron escuchar música, utilizar teléfono celular y trabajar fuera de su jurisdicción.
Lejos de sus costumbres y sin el habitual overol, el menonita Johan Knelsen Friessen este viernes pasa un día diferente. Está rodeado de personas extrañas, vestido con buzo y zapatillas deportivas a la espera de una mujer boliviana. Sí, así de claro, “quiero casarme con una boliviana porque me gusta mucho”, aseguró el joven de origen canadiense.

Knelsen, de 22 años, estuvo enjaulado por su padre durante más de tres meses por desobedecer las normas de su colonia. Los supuestos delitos del menono fueron salir a trabajar fuera de su jurisdicción (con un ciudadano brasileño), escuchar música y utilizar teléfono celular, prácticas penadas por la colonia Bélice a la cual pertenece.

Después de ser liberado (ayer) por las autoridades nacionales, el menonita se encuentra en la casa de una misionera en la ciudad de Santa Cruz. Aseguró que quiere trabajar y volver a su colonia (ubicada a 120 kilómetros al este de la capital cruceña) al cabo de un año. “Volveré de paseo nomás”, dice en su escaso lenguaje español.

Sostuvo que es mecánico y maneja equipo pesado, por lo que buscará emplearse en su rubro. Sobre su nuevo vestuario, aseguró que se siente cómodo y que no volverá a ponerse el overol, característico de sus orígenes. “La ropa de Santa Cruz es buena, ya no más el overol”, afirmó.


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